
Pollo al horno con pesto, queso y aceitunas
Lo bueno del pollo al horno es que es muy sencillo de preparar. Si estás acostumbrado a hacer platos como alitas de pollo al horno con patatas o empanadillas de pollo, ya sabrás que puede ser un proceso muy divertido si tus niños te ayudan a prepararlos. Hoy te enseñamos cómo hacer un delicioso pollo al horno con pesto, queso y aceitunas.
Este plato es típico de todas las regiones de la cocina mediterránea, en países como Grecia, Italia o, por supuesto, España. Solo necesitarás productos de la tierra, que puedes encontrar en el supermercado, para preparar un plato que no va a dejar indiferente a nadie.
¿Tienes ganas de prepararlo? ¡Pues pongámonos manos a la obra!
Receta: Pollo al horno con pesto, queso y aceitunas
Ingredientes
- 650 g. de contramuslos de pollo deshuesados o pechugas
- 2 cda. de mantequilla para freír
- 80 ml de pesto rojo o verde
- 300 ml de crema o nata para montar
- 85 g de aceitunas sin hueso
- 140 g de queso feta o mozzarella
- sal
- 1 diente de ajo, bien picado
Elaboración
Precalienta el horno a 200 °C (400 °F). Corta los contramuslos o la pechuga de pollo en trozos del tamaño de un bocado y salpimenta, para que el animal coja el mejor sabor para tu plato.
En una sartén, añade la mantequilla y fríe los trozos de pollo por tandas a fuego medio-alto hasta que queden dorados. En un tazón, mezcla el pesto y la crema espesa hasta que formen una masa conjunta .
Coloca los trozos de pollo frito en una fuente de hornear junto con las aceitunas, el queso feta y el ajo. Añade la mezcla de pesto y crema y hornea durante 20-30 minutos, hasta que la salsa empiece a burbujear y adquiera un color marrón claro alrededor de los bordes.
¡Y ya está! Si quieres hacer el pesto rojo por tu cuenta, tendrás que mezclar las hojas de albahaca, queso parmesano, aceite de oliva, piñones y ajo. Y si en vez de preparar pesto casero decides comprarlo en la tienda, asegúrate de que el que elijas esté hecho con aceite de oliva (y no con aceite de canola, maíz, girasol o soya), y que tenga menos de 5 g de carbohidratos netos por porción.
Una sencilla guarnición de verduras de hoja verde o crocante lechuga complementa los ricos sabores. Unos espárragos o ejotes verdes ligeramente salteados también van bien. Además, siempre puedes acompañar el plato con arroz de coliflor, una deliciosa coliflor al horno o incluso brócoli frito. En cualquier caso, asegúrate de darle una guarnición llena de color, donde la lechuga tenga un papel protagonista.
¿Qué te ha parecido la receta? Si quieres comer de cazuela dos o tres días después de prepararla, puedes guardarla en la heladera. Si no, siempre puedes congelar las sobras durante unos tres meses, para guardarla en un recipiente apto para el frigorífico. ¡La decisión es tuya!